‘Waterfall’ – The Stone Roses

Antes del insolente estallido del rock alternativo británico a mediados de los 90; antes de los hermanos Gallagher, Blur, Suede y los demás… Antes de todo eso existió una banda que hacía que los anteriores guardasen cola para comprar su disco, llevar sus camisetas y unirse al nuevo culto que seducía a la ciudad. La banda que prendió la mecha de un sonido que volvería a cambiar la escena cultural británica: The Stone Roses.

Finales de los años 80. La New Wave ya había conseguido erosionar aquellas ciudades de ladrillo llenando la música pop de punk, electrónica, ska y disco; haciendo de los líderes de la era post-punk británica unos profetas en su propio terreno. Ahora, sin embargo, la forma de bailar era nueva, la moda, los locales, la droga, todo era -y sería- diferente. Reino Unido se preparaba para el cambio de década que haría de “Madchester” su epicentro, de la discoteca The Haçienda su lugar de culto, y de la cultura rave su liturgia.

En octubre de 1988 se editan dos singles apadrinados por la producción de miembros de New Order, la trágica reagrupación de Joy Divison tras el suicidio de Ian Curtis: Wrote For Luck de los Happy Mondays y Elephant Stone de los Stone Roses. A pesar de no tener un éxito masivo, bastó un instante; una casualidad de pequeños acontecimientos unidos en un momento y un lugar, para construir un sonido nuevo que, en realidad, era una psicodélica mezcla de todo lo anterior. De repente todos estaban ahí. Desde los Beatles a Joy Division, de la British Invasion a The Specials. Todos.

Para 1989, el disco Madchester Rave On (Halllelujah) de los Happy Mondays ya había rebautizado la ciudad y álbumes como el debut homónimo de los Stone Roses extendían el nuevo delirio más allá de su propio territorio. Eran canciones que llamaban a entregarse al nuevo derroche hedonista de los 90 sin reservas, y con guitarras wah-wah tiñendo de technicolor una cultura underground que no olvidaba la cruda realidad que esperaba al salir de la discoteca.

Temas como I Wanna Be Adored, She Bangs The Drums, Don’t Stop, Made Of Stone o Fools Gold, cuentan toda esta historia a través de un caleidoscópico torrente de influencias y revoluciones que, durante décadas, escribieron la historia musical de un país, aunque algunas, como en el caso de los Stone Roses, sólo durasen un instante.

Tristemente, su segundo disco no tuvo el impacto del anterior, los acordes tornaron en desacuerdos y su lisérgica liturgia terminó en litigios con la discográfica. Al final, The Stone Roses fueron los primeros en llegar y los primeros en marcharse de aquella fiesta interminable para muchos otros. Una fiesta que, sin ellos, habría sonado muy diferente.

#CancióndelLunes

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